¿Por qué mis plantas se ponen amarillas?

El mundo de la botánica está repleto de enigmas fascinantes, uno de los cuales es el fenómeno del amarillamiento de las plantas. Este artículo explorará las razones detrás de este cambio de color, desde la clorosis y deficiencias nutricionales hasta el estrés hídrico y enfermedades.

Planta en maceta experimentando etapas de deshidratación y amarillamiento, con hojas inferiores marrones y arrugadas y hojas superiores amarilleando, en un entorno árido.
Planta en maceta experimentando etapas de deshidratación y amarillamiento, con hojas inferiores marrones y arrugadas y hojas superiores amarilleando, en un entorno árido.

Las plantas pueden volverse amarillas por varias razones, siendo las más comunes:

  1. Falta de agua: Si una planta no recibe suficiente agua, sus hojas pueden volverse amarillas y marchitarse.
  2. Exceso de agua: Al contrario, regar demasiado una planta puede provocar que las raíces se pudran, impidiendo que la planta absorba los nutrientes adecuadamente, lo que también puede causar amarillamiento.
  3. Deficiencias nutricionales: La falta de ciertos nutrientes, como nitrógeno, hierro o magnesio, puede causar que las hojas de las plantas se vuelvan amarillas. Esto se debe a la clorosis, que es la reducción de la clorofila necesaria para la fotosíntesis.
  4. Exposición a la luz: Demasiado sol o muy poca luz pueden afectar el color de las hojas. Las plantas que no reciben suficiente luz pueden empezar a ponerse amarillas y débiles.
  5. Enfermedades y plagas: Diversas enfermedades y plagas pueden afectar a las plantas, causando decoloración y amarillamiento. Por ejemplo, los hongos, virus o la infestación de insectos.
  6. Condiciones ambientales: Factores como el estrés térmico, la contaminación o cambios bruscos en el entorno también pueden influir en el color de las hojas.

La clorosis

La clorosis es un término utilizado en botánica para describir el amarillamiento de las hojas de las plantas debido a la reducción o ausencia de clorofila. La clorofila es el pigmento verde en las hojas que es esencial para la fotosíntesis, el proceso que permite a las plantas convertir la luz solar en energía química. Cuando una planta experimenta clorosis, su capacidad para realizar la fotosíntesis se ve comprometida, lo que puede afectar su crecimiento y salud general.

Detalle cercano de una planta con hojas marchitas, secas y amarillentas, evidenciando deficiencia de nutrientes y deshidratación.
Detalle cercano de una planta con hojas marchitas, secas y amarillentas, evidenciando deficiencia de nutrientes y deshidratación.

Las causas de la clorosis pueden variar e incluyen:

  1. Deficiencias Nutricionales: La falta de nutrientes esenciales, como el nitrógeno, el hierro, el magnesio y el zinc, puede impedir la producción de clorofila. Por ejemplo, la deficiencia de hierro es una causa común de clorosis, especialmente en suelos alcalinos donde el hierro se vuelve menos disponible para las plantas.
  2. Problemas en el Sistema Radicular: Un sistema de raíces dañado o enfermo puede impedir la absorción de nutrientes y agua, llevando a la clorosis.
  3. Condiciones Ambientales Adversas: Factores como la falta de agua, exceso de salinidad, contaminación, pH del suelo inadecuado, o condiciones extremas de temperatura y luz pueden provocar clorosis.
  4. Enfermedades y Plagas: Algunas enfermedades, especialmente aquellas causadas por hongos o virus, y las plagas de insectos pueden dañar las hojas y afectar la producción de clorofila.
  5. Toxicidad de Metales Pesados: La exposición a metales pesados como el cadmio, el plomo y el mercurio puede dañar las células de las plantas y alterar la síntesis de clorofila.

Amarillamiento por deficiencias nutricionales.

Para un crecimiento y desarrollo óptimo, acorde con su genética, una planta necesita alrededor de 16 a 17 elementos nutricionales esenciales. Estos elementos se dividen en dos categorías: los macroelementos y los microelementos.

Planta con hojas amarillas y parches pálidos, mostrando síntomas de deficiencias nutricionales en un entorno de jardín.
Planta con hojas amarillas y parches pálidos, mostrando síntomas de deficiencias nutricionales en un entorno de jardín.

De estos nutrientes, tres son obtenidos de manera natural del ambiente por la planta a través de sus hojas y raíces. Estos son el Carbono (C), el Hidrógeno (H) y el Oxígeno (O), que son fundamentales para la formación de compuestos orgánicos. Estos elementos son adquiridos principalmente del aire (CO2 para el carbono y oxígeno) y del agua (H2O para el hidrógeno y oxígeno).

Sin embargo, hay otros 13 elementos esenciales que no siempre están disponibles en cantidades óptimas en el suelo o el agua. Estos son conocidos como elementos minerales, y se clasifican en dos grupos:

  1. Macroelementos: Estos son necesarios en mayores cantidades. Incluyen el Nitrógeno (N), Fósforo (P), Potasio (K), Calcio (Ca), Magnesio (Mg) y Azufre (S). Son cruciales para funciones como la síntesis de proteínas, la estructura celular y la regulación del metabolismo de la planta.
  2. Microelementos o Oligoelementos: Necesarios en menores cantidades, pero igual de esenciales. Incluyen el Hierro (Fe), Manganeso (Mn), Boro (B), Molibdeno (Mo), Cobre (Cu), Zinc (Zn), Cloro (Cl) y Níquel (Ni). Estos elementos juegan roles vitales en procesos como la fotosíntesis, la respiración, y la síntesis y activación de enzimas.
Jardinero aplicando fertilizante granulado alrededor de plantas con hojas amarillas y pálidas en un jardín.
Jardinero aplicando fertilizante granulado alrededor de plantas con hojas amarillas y pálidas en un jardín.

Los fertilizantes son a menudo utilizados para suministrar estos elementos minerales, especialmente cuando el suelo no los proporciona en cantidades adecuadas. La correcta nutrición mineral es vital para la salud de la planta, su capacidad para resistir enfermedades y la calidad de su fruto o floración. La deficiencia o exceso de cualquiera de estos elementos puede llevar a síntomas de estrés en la planta y afectar negativamente su crecimiento y desarrollo.

Aplicación de Macroelementos y Microelementos Recomendados por Etapa Fenológica en las plantas

Etapa FenológicaMacroelementos RecomendadosMicroelementos Recomendados
GerminaciónNitrógeno (N), Fósforo (P)Hierro (Fe), Manganeso (Mn)
Crecimiento VegetativoNitrógeno (N), Potasio (K), Magnesio (Mg)Hierro (Fe), Zinc (Zn), Boro (B)
FloraciónFósforo (P), Potasio (K), Calcio (Ca)Boro (B), Molibdeno (Mo)
FructificaciónPotasio (K), Fósforo (P)Cobre (Cu), Zinc (Zn)
MaduraciónPotasio (K), Fósforo (P)Manganeso (Mn), Molibdeno (Mo)

Cada etapa fenológica de la planta tiene requerimientos nutricionales específicos. La aplicación de los elementos adecuados en cada etapa puede ayudar a prevenir el amarillamiento de las hojas y promover un crecimiento saludable.